noviembre 2009

27 noviembre, 2009

FLASHBACH

FLASHBACK;

Diversos autores hemos hablado sobre la vivificante experiencia que implica el sumergirse en una obra de Tolentino, el temerario salto al subconsciente en una época donde el realismo impera tirano en las galerías y la pulcritud de la academia ha descafeinado la potencia en la imaginación de los autores. Tolentino continua llevándonos a las antípodas de la cotidianidad, de las referencias automáticas y de los lugares comunes, la misma anatomía que domina con maestría es llevada por la autora a formas inverosímiles, el cuerpo retorcido de una mujer desmembrada, Coyoltxauqui post moderna (“Chandellier” mixta sobre tela, 2008), es mero pretexto para insinuar un macabro candelabro, las mujeres trofeo que aun iluminan los salones de los poderosos, rotas en pedazos en plena pirueta acrobática.

Cargado de un lenguaje poético, su discurso siempre es evocativo, es caldo de cultivo para detonar infinidad de nuevas historias, cada personaje es diseñado con maestría narrativa, estableciendo un dialogo casi de inmediato con sus observadores. un dialogo que se extiende más allá de la primera impresión, más allá de la intensión original incluso de su creadora. Escuchar los comentarios del público frente a uno de sus cuadros es cómo ver una sesión instantánea con un psicoanalista.

Tal vez por eso no puede dejar de estar en contacto con el gran público, regresa sobre sus pasos no para repetir fórmulas vendibles at infinitum, regresa a aquella banca de la glorieta de Chapalita a escuchar anónimamente los comentarios de los paseantes, de sus críticos, detractores, de sus compradores y de sus fanáticos. Tolentino busca sus propias rutas así sea en el discurso, en la manera de llevar su carrera, de lidiar con el mercado, ha logrado evadir la tiranía abusiva de las galerías sin prostituir o abaratar su trabajo.

La autora se ha autoimpuesto la disciplina creativa de reinventarse, casi, a cada cuadro, generando breves series “camadas” con hilos conductores llenos siempre de su personalidad constante, haciendo muy difícil de apreciar las evoluciones sutiles que se dan como picos de frecuencia en espacios muy cortos de producción pictórica. Verla trabajar tras bastidores es ser testigo de esta perpetua insatisfacción del artista genuino, borra, repite formas, ensaya posiciones, se contradice. Hasta que finalmente regresa reinventada, pariendo de sus entrañas la poética ventregada, piezas con esta inevitable referencia de la entusiasta degustadora de arte que es; Tolentino puede ser definida como una pintora en constante formación que no deja de estudiar a los clásicos y a sus contemporáneos, que no se limita a su especialidad, carga su pincel de Lautrec y licántropos, Bosco y Bosa Nova, vibradores y Víboras varias en este puzle erótico y juguetón que imprime en cada lienzo. Entregando algo muy diferente a las pinceladas sobadísimas de sus contemporáneos, entrega campos de batalla y trazos fermentados.

Tolentino habla para sus seguidores fieles “to the happy few” como decía Stendhall, con ese cinismo ácido que la caracteriza y que seduce a todos los ávidos de aire fresco en los salones de la plástica mexicana.

Su currículum es extenso, huelga decir que ha traspasado fronteras y criterios. La gran mayoría de su trabajo se encuentra en posesión de importantes galerías y coleccionistas privados alrededor del mundo, por lo que cobra importancia el grupo de pinturas que están por presenciar, ya que muchas de ellas fueron prestadas para la ocasión por sus generosos propietarios, siendo una oportunidad de apreciarlas juntas, abarcan periodos muy variados en su devenir, y nos pueden ayudar a dar una idea más generalizada de diferentes capítulos por los que ha atravesado su carrera. Así pues los invitamos a disfrutar este ejercicio de revisionismo consciente: Flashbacks por cinco años en poco más de veinte obras de Tolentino.

IVAN SERGIO DOMINGUEZ MONTES DE OCA. ivansergio@mexico.com